17 ene 2011

EDICIÓN Nº 32 NOVIEMBRE-DICIEMBRE

Seguridad Alimentaria
por José Roberto Espinosa
Especialista en medio Ambiente - Escritor
Quienes justifican la deforestación para ampliar las fronteras agropecuarias, sostienen que lo hacen para producir mayor cantidad de alimentos.
Sin embargo, un informe reciente de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación) y el Programa Mundial de Alimentación, revela que las cifras de personas que no tienen “nada para comer”, es cada vez mayor. Estas cifras son las peores de los últimos 40 años a nivel mundial.
Todos los 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación, instituido desde 1979 por la FAO. Este año con el lema “Unidos Contra el Hambre”, en busca de crear conciencia sobre la magnitud del problema y llamar la atención respecto a la importancia que tiene la seguridad alimentaria para todos.
¿Qué está pasando en Argentina? La ONU dio cuenta de que nuestro país produce el 1,61% de la carne y el 1,51% de los cereales DEL MUNDO, cantidad de alimento que alcanzaría para dar de comer a 400 millones de seres humanos. Resulta entonces inadmisible que más de 5 millones de argentinos tengan carencia de alimentos.
Los magros ingresos, en la mayoría de los hogares, no permiten tener acceso a los alimentos de la canasta básica; agregándose la inflación y la siempre presente especulación, que provocan subas injustificadas en los precios de estos.
Algunos sostienen que, los países que sufren alzas en los precios de los alimentos, deben recordar forzosamente que la alimentación es una cuestión de seguridad nacional, porque si se pierde la capacidad de procurarse, es probable que queden a merced del mercado global especulativo y a expensas de quienes producen los comoditíes y condicionan la producción a sus propios intereses.
En voz muy baja se habla sobre “soberanía alimentaria” y “seguridad alimentaria” y poco se explica de qué tratan estas dos frases. Para desandar el camino, habría que preguntar a los responsables del Estado (nacional y provincial): ¿Qué se está haciendo desde ese lugar para procurar el regreso y sostenimiento de las pequeñas y medianas economías locales? asfixiadas por las grandes corporaciones que hacen uso de los recursos naturales a su antojo, sin observancia del cuidado del medio ambiente, provocando el éxodo de, cada vez más, pequeños productores; implican la desarticulación de las economías regionales.
Es posible observar, cómo desde el propio Estado de la provincia de San Luis, se preparó el andamiaje adecuado para facilitar la llegada de inversores en el sector agropecuario. Primero, se adecuó la normativa que trata el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de esta jurisdicción, dando un supuesto cumplimiento a la Ley Nacional vigente, declarando a las dos zonas con mayor representación de masa boscosa como de “Alta Productividad Agropecuaria”, por el sólo hecho de existir la posibilidad de contar con agua para riego, sea superficial y/o subterránea, lo que provocará más deforestación.
Hecho esto, funcionarios de alto rango provincial, estrecharon vínculos con potenciales inversores en el sector agropecuario, a quiénes recibieron en audiencia y con seguridad les han ofrecido grandes beneficios impositivos. En tanto, se alejan cada vez más de pequeños y medianos productores afincados desde antaño en este San Luis, quiénes trabajan la tierra con mano de obra propia, siendo los únicos que ponen en valor los saberes de la agricultura familiar y resaltan el aprovechamiento adecuado del recurso genético ancestral. Las semillas nativas o criollas son las que ponen el acento en darle valor a la agricultura familiar y las que constituyen el soporte para la construcción de la soberanía y seguridad alimentaria.